miércoles, 13 de febrero de 2013

La verdad sobre la renuncia del papa (¡exclusiva!)

Conmocionado por un hecho no repetido en más de 600 años, decidí hackear el correo del papa con Dios (godmail.com) para saber las verdaderas razones de esta renuncia. Aunque lo cierto es que tenía mis sospechas, puesto que, como sabéis los que seguís mi blog desde hace cinco años, Dios es gallego (dicen que de cerca de Chantada). A los que no  saben este hecho demostrado científicamente los remito al siguiente post del blog:

http://tardeselectricas.blogspot.com.es/2008/03/dios-es-gallego.html

Volviendo al hackeo, estas son las conversaciones que logré rescatar de la sección de papelera del correo de Benedicto XVI:
Papa: Señor, dime, ¿qué debo hacer con tantos casos de pederastia en nuestro seno?
Dios: Ay... Si te lo digo sabes tanto como yo.
Papa: Pero, Altísimo, al menos me dirás qué hago con el mayordomo y las filtraciones.
Dios: ¿Y tú qué harías?
Papa: Señor... no me hagas zozobrar aun más, al menos dime que existe el Cielo y que a él iré.
Dios: Bueno, depende.
Papa: ¿Y el OPUS? ¿Será mi sucesor del OPUS?
Dios: No te digo que sí ni te digo que no.
Papa: Señor, me rindo, pues escribes recto pero con renglones más torcidos que las carreteras de Chantada. Prefiero encerrarme en un convento, y sin Wi-Fi.
Dios: Non tiñas ti a culpa.

Aquí fue donde Benedicto decidió volver a ser Ratzinger: cualquier cosa antes que tener que asesorarse con Dios.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya me creí yo en su momento tu teoría de que el Papa es/era gallego pero Dios débeche ser de cerca mirando as súas respostas.

Anónimo dijo...

Es que es Dios el que es gallego. de Chantada. El papa, me temo que no.

Elisa Vazquez dijo...

No necesito demostraciones científicas: esta conversación es la prueba. Definitivamente Dios es gallego y tu relato muy, muy divertido.
Si yo tuviera que ser representante en la tierra de un dios así, también dimitiría, jajaja. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias, Elisa. Espero que cuando vaya por Ponferrada nos conozcamos. Abrazos