sábado, 1 de octubre de 2011

Una de Silvio


Óleo de mujer con sombrero
Me encanta Chagall, ese pintor judío con sus cabras que vuelan, sus violinistas del gueto, sus colores cautivadores. Me fascina. Y me recuerda inevitablemente a dos personas que admiro. A una, la primera, la conozco y la aprecio: es mi amigo, y es mi honor su amistad: Yoshiro Tachibana. Al otro lo admiro pero no lo conozco, aunque lo he visto dos veces en concierto: Silvio Rodríguez. ¿Por qué esta relación Silvio-Marc Chagall? Por una de sus mejores canciones, Óleo de mujer con sombrero, del álbum Al final de este viaje (1978), el disco que dio a conocer a Silvio en España, con otra de sus joyas imperecederas, Ojalá. He afirmado hasta la extenuación que si Silvio no fuera cubano, y si cantara en inglés, no sería más que Dylan, pero tampoco menos, a los ojos del mundo. Esta canción que vais a oír fue censurada en su tiempo por el régimen castrista, pero no por razones políticas, sino por razones "morales". Porque el "polvo" del que habla ("Una mujer se ha perdido conocer el delirio y el polvo...") no es una metáfora, sino lo que pensará el presunto malpensado. En otras dos canciones del mismo disco expresa su disgusto por la censura (Resumen de noticias: "he preferido el polvo así, sencillamente, pues la palabra amor aún me suena a hueco"), o por las críticas de los que le afeaban que se alejase de la línea política para componer canciones de amor o satíricas (Debo partirme en dos). Silvio, comprometido siempre con la revolución cubana, incluso fue víctima de las acusaciones de aquellos que creían ver en sus canciones un deseo de la caída de Castro, o una crítica (ejemplo: en Ojalá habla de "tu viejo gobierno de difuntos y flores": esta frase estuvo a punto de costarle cara). Otras razones, muy subjetivas de mi amor perdurable por esta canción es que me recuerda el primer amor en sentido estricto que sentí en mi vida, a mis 17 años, haciendo COU, nuevo en una ciudad nueva, y el recuerdo de estar leyendo Pedro Páramo escuchándola: sí, el paraíso existe, y debe de ser algo así. Y por último, porque hace dos veranos la estuvimos cantando Vitu, Carola y yo, una preciosa noche de agosto, y fue uno de esos momentos preciosos que perduran (al menos para mí) para siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Curiosa coincidencia.Conocí la música de Silvio en mi primer año en Santiago con 17 años, a través del hermano de una amiga del que estaba terriblemente enamorada y que no me correspondía. Tu entrada me transportó a esa época, a esos recuerdos de enamoramiento feroz ( que por no correspondido era todavía más fuerte y hasta obsesivo). A partir de ahí me hice con todos los discos de Silvio que luego se quedó mi hermana pequeña.