lunes, 2 de mayo de 2011

Sábato



Murió Ernesto Sábato, a los 99 años, y me dio pena, la verdad, porque mi vida está íntimamente relacionada con él, especialmente mi vida literaria. Lo explicaré.
Mientras estuve de lector en Lawrence, Kansas, asistía a clases de Literatura Hispanoamericana. Leímos Sobre héroes y tumbas de Sábato, y su lectura y el trabajo que tuve que hacer sobre esta novela me sumergió en un mundo de lecturas paralelas interesantísimas, como por ejemplo El héroe de las mil caras de Joseph Campbell, entre muchas otras, generalmente relacionadas con la teoría literaria. El trabajo que hice para el profesor Souza versaba sobre Fernando, el personaje más oscuro e inquietante de la novela, al que atribuí el papel de héroe absoluto, héroe corrupto, cruel e incestuoso, pero héroe al fin y al cabo. El trabajo fue un éxito considerable, hasta tal punto que pronto empezaron a sugerirme desde el departamento de español si quería quedarme en la universidad más tiempo del contratado. El trabajo consiguió que pasaran de considerarme un pobre chiquillo con dos neuronas a alguien sumamente aprovechable. Fue un gran éxito personal para mí. Y años más tarde, ya en España, lo reelaboré y lo publiqué en una revista de Ferrol, Concepción Arenal. Ciencias y Humanidades. Por eso, cuando supe de la muerte de Ernesto Sábato, autor de El Túnel, y significado en la encausación de los crímenes nefandos de la cúpula militar argentina, solo pude recordar su fascinante Informe sobre ciegos de Sobre héroes y tumas. Una sección de un libro que cambió mi percepción de mí mismo, y me dio alas para creerme que yo también podía crear algo, incluso a través de la crítica literaria.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sobre heroes y tumbas: Personalmente me parece una trama rebuscada y mucha paja: ríos de tinta y kilos de papel desperdiciados en tramos tan soporíferos como interminables.

Anónimo dijo...

No me extraña que lo valores así, la verdad. Lo que pasa tambén es que cuando tienes que profundizar en un libro, generalmente acabas por encontrarle aspectos que no le encontrarías habitualmente, con una lectura más relajada. Seguro que te pasa con Sábato lo mismo que a mí con "El astillero" de Onetti, o "Rayuela" de Cortázar.