miércoles, 3 de marzo de 2010

Primitivismo contra civilización





Vi el pasado fin de semana una película titulada Bosque de sombras. La película no es gran cosa, me temo, pero en ella se regresaba a un viejo tema que, por consiguiente, ha aparecido en muchas películas. Y no sólo en películas: uno de los motivos de la literatura hispanoamericana de comienzos del siglo XX era "civilización y barbarie", es decir, el esfuerzo civilizador del hombre de la ciudad frente al primitivismo que le circundaba. Pero volviendo a las películas, esa que reseño me recordó a la famosa Perros de paja de Peckinpah: gente fuera de sitio llega a un lugar apartado, constreñido por las viejas (y crueles) costumbres, y el desenlace tiende siempre a ser trágico. Hay otras, en diferentes variantes, como Deliverance o La presa (ésta, una parábola de la guerra de Vietnam), y en todas el hombre de la ciudad invade el sacrosanto terriotorio de lo primitivo: nadie puede ser más odiado que ese hombre para alquien que vive en comunión con su entorno. En todas ellas subyace el miedo del urbanita a enfrentarse a una naturaleza en estado puro, ya sea en forma de hombres cuyas costumbres son brutales, o en forma de un medio extremadamente hostil. La conclusión es que nosotros, la gente de ciudad del mundo occidental, no amamos la naturaleza, sino el paisaje ajardinado; creemos que los osos son animales bellísimos (y lo son), pero los rechazamos cuando devoran a sus propias crías o matan por territorialidad a otros bellos animales (o incluso hombres). Creo que la naturaleza nos está pasando factura por todos nuestros desmanes. Y si no, pensemos en Chile, Haití, Uganda, Francia... Desengañémonos: el hombre desde que es hombre ha luchado a brazo partido con la naturaleza. Ha querido destruirla o transformarla, nunca se ha sentido cómodo en ella, porque naturaleza implica fuerzas desatadas e incontrolables, implica atavismos de cuando éramos muy diferentes, implica, definitivamente, muerte. Por eso querríamos hacer de nuestro mundo un enorme tanatorio en que todo perece pero nadie lo ve.
P.D.: He usado la palabra "hombre" genéricamente. Pido disculpas. Mea culpa, mea culpa.
P.D.2: Felicito a Jane Doe por el admirador que le ha salido, ese tal Freak "John Doe" Masters.
P.D.3: Felicito a Pedro por mandarme otra de sus míticas recetas, aunque algún lector del blog no haya hallado la hilazón entre queso italiano y extraterrestres (yo tampoco, Pedrito).
P.D.4: Me felicito por los nuevos comentarios en el blog: esto se está animando: nueva cocina, incredulidad, flechazo cibernético, prevaricación... Esto promete.

1 comentario:

pedro dijo...

¿Hilazon? Ay Miguelin ... ¿cuando he necesitado un hilazon para incluir una recetilla en tu blog? Eres mi unica salida al ciberespcio y de vez en cuando me aprovecho, me da lo mismo que sea desde un extraterrestre, un filosofo, el descubrimiento de la penicilina o la boca de Julia Roberts.

(Por lo demas parece claro que Jane Doe se cita con John Doe en Potter's Field. Habra que estar atentos al final de esta historia)