sábado, 16 de enero de 2010

¿Querías haiku? Pues toma haiku

Hoy en día todo lo oriental posee gran prestigio. Tiene gracia oírles decir a Richard Gere o a Penélope Cruz, por ejemplo, que son budistas: si supieran lo que entraña ser budista, dudo que lo fueran, ya que el objetivo final del budismo es llegar al estado en que uno no siente ni padece, libre de toda pasión humana. En otro orden de cosas, mucha gente aplica el feng-shui a sus hogares, o crea jardines zen, o usa lociones Kanebo, o, simplemente, escribe haikus, muy de moda hoy en día. Un haiku presupone una meditación trascendental de largo recorrido, y una elección de palabras tan meticulosos ambos que esos tres versos pueden llevarle años a un poeta. Los japoneses, en cuanto al arte, no parecen tener mucha prisa.
Pues bien, os dedico, queridos lectores, este precioso haiku. En él deseo revelar la naturaleza de la codicia, ese pecado capital del ser humano, y mostrar asimismo su reverso, que es la envidia, a través de un lenguaje cuidado, sintético. En el haiku se intuye veladamente que un cisne blanco desearía tener el plumaje de un cisne negro: todo acaece en un jardín de Osaka. Me ha llevado quince años la consecución de este poema. Apreciadlo en todo su humilde esplendor:

Culo veo
culo
quiero

Espectacular, ¿no?

1 comentario:

Unknown dijo...

Espectacular hallazgo, mi querido Miguel. Me lo apunto como cita de haiku ejemplar.