domingo, 10 de mayo de 2009

Obama en Obaba


Qué bendición, qué maravilla que los nuevos gobernantes vascos no tengan que humillarse ante Dios en su juramento de responsabilidad civil, y que acepten la Constitución como marco de integración para todos los pueblos de España (¿o debía decir "El Estado"?). Qué maravilla que Patxi se apellide López, y que su segundo de abordo, Rodolfo Ares, tenga el apellido de una ría gallega, igual que me alegra que el presidente de Cataluña lleve el apellido de una poblacion andaluza y un vino fino. Ha llegado el tiempo del maketo y el charnego, igual que en EE UU ha llegado el tiempo de la piel chocolate. Lo que más me gusta es ver cómo gente como Marta Ferrusola o el inefable Arzalluz se tiren de los pelos: ¡se pierden las esencias! Qué bien que el País Vasco ha dejado de ser patrimonio de un partido confesional, cuyo núcleo más duro y relevante posee una idología de orígenes y raíces racistas (el "sabinismo"), que crea redes enormes de clientelismo y que muestra una lenitud absoluta con el mundo de la violencia. Creo que "the times they are a-changing", como cantaba Dylan. A partir de ahora, por fin, será el gobierno quien vaya escoltado, y no la oposición, lo que constituía una rareza extraordinaria en la política mundial. Ahora el PNV en su versión más reaccionaria reclama líderes carismáticos. Yo tengo uno, que a ellos no les agrada, por eso lo tumbaron: Josu Jon Imaz, tal vez el líder vasco más coherente, inteligente, responsable y razonable que han tenido nunca. Y tal vez el nuevo líder del PP en el País vasco, Basagoiti, sea también la mejor opción posible, lejos del vinagre y la revancha de los San Gil y Mayor oreja... aunque haya impuesto una presidenta de la cámara del OPUS.

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