martes, 24 de marzo de 2009

Una puntualización

Si alguien sigue mi blog, y lee mis comentarios sobre la Iglesia, debe saber que no hablo de "la otra Iglesia", es decir, la comprometida con la sociedad, la justicia social , la erradicación de la pobreza y la adaptación del mensaje de Jesucristo a los tiempos que vivimos. Admiro profundamente a gente que va a países conflictivos para intentar aliviar las desgracias de la población más pobre, si bien admiro aun más a organizaciones laicas que van a los mismos lugares sin afán de proselitismo, como admiro a los cristianos de base que saben separar a la perfección lo que es la vida en el siglo XXI de las enseñanzas del Antiguo Testamento. Tengo entre mis amigos a gente maravillosa como Ángela Rosa, cristiana de base, ferviente cristiana porque cree en el mensaje de amor de Jesucristo, por lo que se sitúa en el ala "izquierdosa" y sospechosa de la jerarquía. La cuestión no es mirarse al ombligo, sino saber de quién hablo cuando hablo de la Iglesia: hablo de la tendencia dominante, la que impone dogmas y moral aunque perjudique gravemente a muchos. Hablo de esos que sabéis, esos Roucos, esos Camino, esos Ratzinger, que son quienes diseñan las estrategias. Y esos, siento decirlo, sí que son todos iguales.

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