sábado, 14 de marzo de 2009

Pequeño resumen del último mes



Todo empezó un día en que un ministro y un superjuez se fueron de cacería. La caza no es ilegal, y coincidir en el espacio tampoco, pero al verse allí, uno de los dos debería haber optado por irse, ya que la mujer del césar debe ser buena y parecerlo. Pues no. No solo se quedaron, sino que el ministro de Justicia posó delante de varios hermosos cadáveres de ciervos, sabiendo lo sensible que es la sociedad a estos temas. No acabó ahí la cosa: el ministro de Justicia no tenía licencia de armas, y fue multado posteriormente. Simultáneamente, se descubre que al parecer el superjuez estuvo cobrando otro sueldo de modo ilegal mientras trabajaba fuera de España.
En Madrid, por otro lado, el gobierno autonómico se empeña en obstaculizar una investigación de espionaje que iniciaron miembros del propio gobierno, que fueron espiados por compañeros de partido: no obstante, la culpa es de la oposición; la maniobras para evitar que se sepa la verdad han sido bochornosas.
Más al este, hay una trama de corrupción con grandes personalidades e intrigantes sastres. Al norte, un partido que se cree portador de las esencias de su pueblo se niega a perder el poder y afirma que seguirá gobernando donde sea y como sea. Sinceramente, si los políticos y jueces desean que la gente crea en ellos, y desean que la gente deje de decir que todos son iguales, si desean que la gente no se avergüence de que ellos no se avergüencen... deberán cambiar muchas cosas. Son ellos, los que viven de la política y la justicia, los abanderados de los tres poderes, los que acabarán con este sistema político, igual que los humanos acabaremos con nuestro planeta. Lo que más me enoja es que cada vez tengo menos argumentos para rebatir esa famosa frase: todos son iguales. Me rebelo porque la mayoría de la gente no es "igual" ("unos son más iguales que otros", que dijo Orwell), pero lo que sale en los periódicos deja poco margen para la complacencia.
Y mientras tanto, la crisis se agranda, se hace informe, crece en progresión geométrica, como la amenaza de la Andrómeda, en aquella vieja película de ciencia ficción.

(A los políticos que no son "iguales", que los hay)

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