sábado, 14 de febrero de 2009

Mi querido Blueberry

No, Blueberry no es un dispositivo tecnológico.
De todas las series de comics que he leído, pocas o ninguna me ha gustado tanto como la serie legendaria del teniente Blueberry, creación de los geniales Giraud (guión) y Charlier, también conocido como Moebius (dibujos). Los escenarios de la serie son los del Oeste y el Suroeste de los EEUU, y los estados fronterizos de México, siempre, como ahora, muy permeables, si ahora a los espaldas mojadas, antes a la amplia familia de los indios apaches.Y lo más simpático es que conocí a Blueberry por una equivocación. El destino, sin duda.
¿Qué tiene de especial Blueberry? La documentación es espectacular, sin dejar resquicio para anacronismos: la historia fluye con hechos de la historia de los EEUU(Guerra de secesión, la Ruta de las Lágrimas o "Trail of tears", la construcción del ferrocarril, Wounded Knee, O.K. Corral...) y también personajes históricos (Cochise, Gerónimo, Ulysses Grant, Wild Bill Hitchcock, Custer...) engarzados en la vida de Mike Blueberry, un teniente desertor del ejércio sudista, de sangre medio india (Tsi-na-pah es su nombre en lengua india, que significa "Nariz Rota"), que acaba siendo corneta del ejército federal: mujeriego, borracho, pendenciero, parecidísimo a Belmondo, un poco guarro en higiene personal, extremadamente inteligente y frío, a no ser que se encuentre con la inevitable Chiuahua Pearl, que viene a ser como una prostituta de alto caché, de un sexi que ni os cuento.
Y no solo es eso: Giraud tuvo que estudiarse a fondo las costumbres cotidianas y lenguas de los indios, las estratagemas del rastreador, las tácticas bélicas de ambos mundos enfrentados, las ropas y los materiales utilizados en ambos, el urbanismo, el paisaje del Oeste... Todo verídico, sin lugar a gazapos, un Oeste real, muy del espíritu de películas como "Sin perdón". Igualito que la película "Troya" de Brad Pitt, vaya (sarcasmo maléfico).
La serie de Blueberry, pues, es un prodigio realizado por estos dos hombres cuyas historias son dignas del mejor guionista cinematográfico, altamente complejas, enrevesadas muchas veces, pero absolutamente creíbles y coherentes. Nadie debería dejar de leer sobre todo los doce volúmenes que se inician en "La mina del alemán perdido" y terminan en "El final del camino". Y las ilustraciones... Yo, que de pequeño deseaba ser dibujante de comics, y creía dibujar bien, cuando veo algunas viñetas panorámicas... qué decir. Charlier/Moebius es insuperable en su estilo, que fue depurando hasta el barroquismo de esos volúmenes citados. De hecho, Moebius es uno de los grandes del siglo XX en este arte del cómic.

Solo puedo concluir que doy las gracias por ese libro de Blueberry que me regalaron por error cuando tendría yo unos once años, "Tormenta en el Oeste", al que me costó acostumbrarme por su diferente estética con respecto a Astérix, Mortadelo, Tintin o El Jabato (y doy las gracias a mi hermano Jose por enseñarme a ver las virtudes del libro) pero que, como todo lo realmente bueno, como dice Quique González (en esa joyita titulada "Alhajita",valga la redundancia) "ha echado raíces que el viento no ha de arrancar".
Y por cierto, que nadie cometa el error de entrar al mundo de Blueberry a través de la infame película de Jan Kouna, "Blueberry. La experiencia secreta". Qué desperdicio, qué pena.

(A mi amigo Gonzalo Gay, que me surtió ampliamente de comics durante mi niñez, y a mi hermano Jose, por abrirme los ojos)

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