sábado, 7 de febrero de 2009

La segunda muerte de Eluana


El caso de Eluana, la joven italiana que llevaba 17 años muerta sin remisión, solo prendida a la vida por una máquina, me revuelve las tripas. Que unos padres tengan que tomar la trágica decisión de dejarla irse, por fin, y que algunos lo quieran presentar como un asesinato me parece intolerable. Pero, ¿qué se puede esperar de Berlusconi, de esos prelados, de esos políticos, de esas asociaciones cavernícolas? Es similar al aborto: ¿cree alguien que una mujer aborta por gusto? Se legisla el derecho a hacerlo, pero nadie dice que sea un placer, sino una decisión durísima tomada cuando existen razones de mucho peso. O sea que no frivolicemos. La decisión de los padres de Eluana tiene como fin acabar así con un sufrimiento inhumano, al tener el cuerpo de una hija, pero no a su hija en realidad, pues sin consciencia no existimos como seres.
El caso de ese señor llamado Williamson, negando la existencia de las cámaras de gas, se inscribe casi en la misma esfera. Un papa que perdona y comprende a negacionistas , y que mantiene su excomunión eterna a los judíos (pobre Jesucristo, que también era judío: es un cristianimo sin Cristo el que predican estos señores tan viejos y tan malasangrados), tiene poco de inteligente, y mucho de hooligan. Y negar las vivencias a los que sobrevivieron a aquel infierno inconcebible, a los que vieron cómo todo su mundo se deshacía en los crematorios previo paso por las duchas de gas es execrable. ¡Si hasta los capitostes del nazismo lo reconocieron, eso sí, rebajando las cifras levemente!
En ambos casos la muerte es el centro. En el primero, un deseo: dejad morir a los muertos, dejad de legislar para entrometeros en la vida privada del ciudadano, como siempre habéis hecho. En el segundo, no hagáis que los muertos se revuelvan en sus tumbas, o en el aire en que se disiparon sus cuerpos carbonizados. Qué vergüenza, hombres que se dicen vicarios de Cristo con tal ausencia de piedad y misericordia. Si Cristo regresase, os echaría a pedradas del Vaticano.
Por fin has muerto, Eluana: es lo que tú habrías deseado. A veces, para oír a gentuza como Williamson, a gentuza como Berlusconi, mejor es estar muerto.Justificar a ambos lados

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y nunca mejor dicho: AMEN