jueves, 12 de febrero de 2009

Aquel otro baloncesto




Cuantos más partidos veo de la ACB o de la NBA más me reafirmo en mis convicciones: el baloncesto más divertido en España duró desde los 70 hasta principios de los 90, y en la NBA, murió con los enfrentamientos entre Magic y Bird. No obstante, sería estúpido no reconocer que tenemos la mejor generación de jugadores de la historia.
En España aprendimos el juego del baloncesto viendo jugar a un equipo en la Copa de Europa. Ese equipo era el Real Madrid, ocho veces campeón de Europa en esta sección, por si alguien no lo sabía. Aquel Madrid de Luyk, Ramos, cabrera, Cristóbal, Brabender, Walter Czczerbiak (en la foto, frente a Dino Meneghin), Rullán... Inolvidables eran los enfrentamientos con el Maccabi de Aroesti, Perry y Berkovitz, el CSKA de Eremin, Mishkin, Belosteny, el Bosna del inolvidable Delibasic... y sobre todo el Ignis (o Mobilgirgi) de Varese, aquel superequipo que contó con Raga, Bob Morse o... Dino Meneghin, nuestra bestia negra. Vi cuatro finales Madrid-Varese, dos ganadas y dos perdidas. De las ganadas, nunca olvidaré la de 1974, que ganó el Real Madrid por dos puntos (¿84-82?), y en la que se demostró decisivo un base jovencísimo, con 18 recién cumplidos, que, una vez eliminados Cabrera y Ramos, tuvo que echarse el equipo encima y anotar seis tiros libros al final, que resultaron decisivos. Ese joven era Corbalán, con permiso de Calderón, el mejor base europeo que he visto en mi vida. Corbalán, pese a la tremenda rivalidad, era aclamado cuando jugaba en Italia, y la prensa de ese país le llamaba "Il Maestro". Cómo han cambiado los tiempos, ¿verdad?
Otro duelo inolvidable fue el de finales de los 80 y comienzos de los 90 entre ese Real Madrid de Corbalán, Iturriaga, Jackson, Robinson y Martín con el Barcelona de Solozábal, Epi, Sibilio, Jiménez y Norris. Fernando Martín y Audie Norris (a la izquierda), pívot excelente, eran rivales encarnizados en la cancha y amigos fuera de ella. Se daban cera hasta cansarse pero acababan el partido abrazados. No en vano, poco después de la muerte de Martín, Norris se retiró: ya no tenía motivación (Algo parecido comentaba Luyk sobre Meneghin: un tipo entrañable fuera de la cancha y un demonio dentro de ella). Quizá lo negativo fue que en ese período Aíto creó lo que Iturriaga bautizó como "Kárate-básket", y los kilos, los centímetros, las rotaciones, los sopapos y el fingimiento al ser levemente rozado (algo que todos los equipos de Aíto entrenan para perfeccionar su teatro, como se vio con Rudy y Ricky el año pasado, o como se le ve siempre a Navarro, de lo más lamentable y vergonzoso en un deportista) se convirtieron en santo y seña de ese entrenador, en detrimento de un juego más preciosista. Los resultados los vemos ahora.
De Bird y Magic, ¿qué decir? Es ver una selección de jugadas de ambos y concluir que pertenecían a otra categoría, estratosférica: nunca he visto pases como los de Magic a Worthy, ni nunca he visto a un zurdo rectificar en el aire un triple y meterlo con la derecha, como vi a Bird en 1986). Eran jugadores carentes de egoísmo que hacían parecer buenos a sus compañeros, eran jugadores de equipo de una calidad superlativa a los que, repito, vi hacer cosas que nunca he vuelto a ver en una cancha. Después vino Jordan, que lo hacía todo y todo bien, sin duda el mejor de la historia aunque mi corazón se incline por los dos anteriores. Y la NBA ahora... saltimbanquis tatuados, descerebrados, malencarados, desagradables, egoístas y endiosados. Por algo Bird es un auténtico "fan" del baloncesto europeo, y en especial del español: jugamos como jugaban sus Celtics, en equipo, con fundamentos. Los mates, para los mediocres.

(A Freak, que aún guarda el póster de Bird que le traje de Kansas)
(A Chiru, que vio conmigo todos los partidos)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes toda la maldita razón, you sonofawhore (como diría el gran Zappa). La única objeción es que esperaba unas palabras sobre los legendarios Purvis Short y Plecas (nunca te lo perdonaré).

F. Masters (Ex jugador de baloncesto)