sábado, 31 de enero de 2009

De himnos, niños y no tan niños

Cuando Vitu, mi cuñada, residente en Puerto Escondido, Oaxaca, México, nos contó que un día a la semana los niños mexicanos besan la bandera y cantan el himno no pude evitar comparar la realidad americana, exaltadora de himnos y banderas, frente a la llamada "Madre Patria", donde todos sabemos qué pasa con las banderas y los himnos.
Curioseé sobre las letras de los himnos de Hispanoamérica, y hallé... bueno, estos son unos pocos fragmentos que hallé en unos minutos:

México: "Mexicanos, al grito de guerra /el acero aprestad y el bridón(?)"
"¡Guerra, guerra! Los patrios pendones / en las olas de sangre empapad"

Colombia: "¡Oh, gloria inmarcesible! / ¡Oh, júbilo inmortal!"
"La Patria así se forma Termópilas brotando / constelación de cíclopes su noche iluminó"

Honduras: "Cuando erguiste la pálida frente / en la viva ansiedad de tu anhelo / bajo el dombo (?) gentil de tu cielo / ya flotaba un extraño pendón"

Lo importante, lo destacable para mí no es la retórica de los himnos en sí, es decir, su adicción al héroe, la sangre, la guerra, a las palabras rimbombantes, a su obsesión por los pendones, por la dislocación de la frase o hipérbaton, a esas rápidas transiciones de los "oh" melancólicos a llamar al pueblo al degüello; lo destacable no es que fueran todos escritos por una mutación de Pemán y Rubén Darío, sino ... ¿qué es lo que entienden los niños (y casi todos los mayores) de los himnos que cantan?
Por mi experiencia, las interpretaciones de los niños de himnos o cantos heroicos suelen dar simpáticos resultados. Lo sé porque la casa de verano de mis padres está situada frente a un albergue juvenil que fue durante casi tres décadas el Campamento Paco Leis de la O.J.E. Por lo tanto, todos los veranos a las nueve los altavoces lanzaban al viento los himnos y cánticos de la Falange, que comparten la retórica parda de toda canción épica. En el "Cara al sol", por ejemplo, la frase "impasible el ademán" se convertía indefectiblemente en "imposible el alemán", claro, esa lengua con tantas consonantes y declinaciones; en "Montañas nevadas", las "exigencias de mi honor" se convertían, lógicamente, en "exigencias de mi olor", ya que un campamentero de doce años estaba más habituado a lo segundo que a lo primero; la canción "Si madrugan los arqueros Dios ayuda a los arqueros" pasaba a ser "Si madrugan los arqueros, desayunan los arqueros", cambio lógico, pues a quien madruga Dios le ayuda a desayunar competentemente.

En fin, que los niños deberían esperar a ser mayores para cantar los himnos y comprenderlos, igual que pasaba con el catecismo o con las canciones de misa, pero esto irá en otra entrada del blog.
Además, si alguien tenía dudas sobre si el himno de España debería tener letra, creo que tengo un argumento demoledor para apoyar su ausencia: ganamos la Eurocopa sin letra cuando creíamos que lo que hacía grandes a las demás selecciones era cantar sus himnos a voz en grito. La afición española coreó la marcha de granaderos como se debe corear una marcha de granaderos: chunda-chunda-tachunda-chunda-chunda... Prefiero eso a los trémulos pendones cuya asta enhiesta se encamina a los piélagos que rielan al céfiro bajo el zarco domo celestial. Toma ya. En fin, que hay que desdramatizar las patrias, las banderas, los himnos, tanto de los países como de los clubes de fútbol, como de los partidos. Esa exaltación por unos metros cuadrados de paño, por unos minutos de música no han traído más que desgracias a este mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Miguel.

Me gusta lo que has escrito sobre lo rimbombante y excesos abstractos de los hinmos nacionales. De todos modos, la canción Si Madrugan los Arqueros, y de ahí que me haya surgido la idea para ese comentario, tiene un contenido que está por encima de las nacionalidades y los patrioterismos. Creo que ser patriota es ser universal comprometido con el mundo en que vive.