martes, 11 de noviembre de 2008

Quique González


Quiso la fortuna que un día de 2002 leyese una reseña sobre Quique González, a quien desconocía totalmente, y que me animase a comprar el disco "Pájaros Mojados". En él se halla una de las grandes joyas del pop español, "Pequeño rock and roll", canción que he cantado hasta aburrir a todos los que me circundan, y que eligió Bunbury en una de sus colaboraciones con Quique (Bunbury será cualquier cosa menos tonto), una interpretación que roza lo sublime. Confieso que incluso he utilizado este tema en un cuento que colgué en el blog, "Ella"("pequeño rock an roll, sudando en el jardín...). Ahí empezó mi pasión por este cantante madrileño, en el límite entre el rockero y el cantautor, pasión que se alimentó con el álbum "Kamikazes enamorados", que contiene varias canciones también memorables, sobre todo dos, según mi percepción: "Palomas en la Quinta" (canción evocadora de adolescentes suburbiales de los 70) y "Suave es la noche", (robándole el título a F. Scott Fitzgerald, lo que demuestra que no es un burrito que se jacta de no leer nada, tipo Melendi).
Di la barrila a todos mis amigos y conocidos con Quique González hasta conseguir enganchar a unos cuantos, con lo cual mi misión se ha completado. Quique, a tus órdenes. Y como ya estaba enganchado, seguí comprando todos sus álbumes, los tres siguientes y los dos previos, de los que extraemos canciones memorables como "Alhajita", "Hay partida", "La vida te lleva por caminos raros", "Vidas cruzadas", "Los conserjes de noche", "De haberlo sabido", "Crece la hierba"... y muchas otras. Si yo fuera vosotros, probaría a escucharlas, sobre todo viendo la mediocridad tan grande que nos asalta desde los programas musicales.
Le debía a Quique González esta entrada, pues merodea por mi blog habitualmente sin llegar a presidirlo. Tal vez una de las mejores cosas que puedo decir de él, aparte de su sensibilidad musical, sus letras extrañas y magnéticas y su fragilidad, es que me gustaría conocerlo en persona. No puedo decir lo mismo de casi ninguno de los artistas que admiro, ni siquiera de Tom Waits, que debe de ser bastante borde, de esos bordes inalcanzables, como ha sido siempre Dylan. O sea, Quique, si por casualidad leyeras este blog, debes saber que aquí en Vigo tienes tu "number one fan".

(Esta entrada está dedicada a Fernando Pedrido (que también es aficionado a QG, aunque más a Bruce "The Boss"), posiblemente el mejor imitador del Hemisferio Norte, hombre audaz que se atrevió a cruzar el Barco de Valdeorras)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay discos que te atrapan y no te sueltan jamás. Eso me pasó a mí con los de Quique González. Al principio me parecio que descubri algo bueno que la mayor parte del mundo desconoce, luego comprobe que no era asi, bueno sí es pero desconocido tampoco. Tiene mi admiración y la de tantos buenos seguidores y amantes de su música, claro que con la raiz tan presente
de enrique urquijo no podia ser de otra menra