martes, 21 de octubre de 2008

El síndrome del emperador

El curso pasado detecté en un curso (del que era tutor, para más inri) ciertas actitudes propias de los afectados por el "Síndrome del Emperador", es decir, una total ausencia de sentimiento de culpa aun cuando se esté humillando o vejando a compañeros de clase o de instituto, una especie de aburrimiento con diversiones convencionales, ya que tienen acceso a todas ellas, incluso a las más caras, y sobre todo una sensación de omnipotencia y un distanciamiento del dolor de la víctima que les lleva peligrosamente hacia la violencia gratuita.
Es curioso y preocupante que los emperadorcitos de nuestra sociedad sean fundamentalmente de clases medias a media-altas, y parece que son casi siempre chicos, aunque las chicas se han subido al carro con presteza. Previne a este curso (el que quiera, que se dé por aludido) de lo peligroso e indigno de esa actitud, y les relaté el asesinato de la indigente abrasada viva en un cajero automático de Barcelona, a mano de tres pijos, dos mayores de edad, y uno, menor. Estos días se está celebrando el juicio (aunque no haya nada que celebrar, más que su enchironamiento de por vida), y me temo que se irán de rositas, ya que tienen acceso a buenos y caros abogados. Yo no sé qué pensarán sus padres, y hasta qué punto son culpables de estas actitudes. Yo no levantaría cabeza. Y sobre todo porque la humillación, la agresión y el posterior homicidio a una desgraciada les produjo placer a estos miserables, que decidieron redondear una hora de acoso con un premeditado asesinato brutal. Y también porque esta actitud, igual que la de grabar palizas en móviles y colgarlas en internet, están solo un paso por debajo de coleccionar "snuff movies", es decir, esas grabaciones en que se presencia un asesinato en directo. ¿Qué se puede hacer con esos chicos? ¿Podemos creer en una reinserción, cuando han campado a sus anchas desde la más tierna edad, sin que nadie les pusiera cortapisa alguna? ¿Deben pagar también los padres por su hipotético mal ejemplo, por darles alas en sus correrías, por hacerles despreciar a los más desafortunados? Es difícil saberlo. Es trágico pensar que uno puede intentar ser un padre ejemplar, y que le salga un hijo homicida... no, estúpidamente homicida, arbitrariamente homicida. Estos días he vuelto a ver "La naranja mecánica", y si bien no soy gran admirador de esta película, sí le reconozco la capacidad visionaria a su autor, R. Burgess (y a Kubrik trasladándolo en imágenes), imaginando un futuro (este presente) en que la violencia es arbitraria y se produce por ganas de diversión. Los que somos padres debemos estar en guardia: tal vez detrás de la cáscara del niño bueno se esconde la piel dura de un pequeño emperador, un sátrapa cruel como un césar romano.
Hay una película bastante esclarecedora con respecto a este tema. Es "Cobardes", de Corbacho, y relata el acoso de un grupo de colegiales a un compañero. El retrato de líder acosador reproduce exactamente la tipología del emperador. Quizá los apdres que tenemos hijos adolescentes deberíamos verla, y tal vez también deberíamos ver los contenidos de esos móviles, por si nos encontramos una horrible sorpresa. Por mucho que creamos en nuestros valores, en la educación que damos a nuestros hijos, no estamos a salvo.

3 comentarios:

Adolfo dijo...

Enhorabuena por la publicación de tu blog en el ciberpaís. Gracias por deleitarnos con tu mirilla. Un saludo

Alberto San Segundo dijo...

Hola

He visto la referencia de tu blog en El País. Me interesó (en general), pero la mención a Tom Waits fue definitiva. Por ello (y por bastantes cosas más) creo que puede gustarte el mío: buscandoleonesenlasnubes.blogspot.com

Enhorabuena por tu blog y hasta pronto (seguiré leyéndote)

Anónimo dijo...

La educación de los hijos basada en la sobreprotección y la incapacidad para decirles NO está generando tiranos de metro y medio que facilmente terminan convirtiendose en adultos egolatras incapaces de diferenciar ente una dicusion futbolera y un asesinato por cuestion del trafico

El NO a tiempo tambien forma el perfil de las personas, no pasa nada por establecer límites de comportamiento.


Decia mi padre y tenia razon y nunca me hizo falta esepra a que se hubiese muerto para comprenderlo que la familia es la base de la sociedad y asi debe ser cuidada desde muchos puntos de vista; conciliación laboral pero no para que los pares se sienten a descansar si no para jugar con los hijos, incentivos reales de verdad y no meras inyenciones politicas para promover la maternidad, que los miserables x euros para una semana de pañales se conviertan en una cuantía seria y que realmente exista tiempo y criterio a la hora de poder educar a un hijo/a. Y por los padres menos recurso a la television, al video juego, al entretenimiento facil. No hace falta ser amigo de tu hijo, valiente tonteria, quien quiere que su padre sea su amigo, pero no basta con ser el recurso monetario