miércoles, 21 de mayo de 2008

El asesinato de Heráclito

Dicen que dijo Heráclito que nunca nos bañamos en el mismo río. Pero no es cierto. lo que dijo en realidad fue: "En el mismo río entramos y no entramos, pues somos o no somos los mismos". Es curioso, ¿verdad? Todos nos apostaría la plantación de algodón a que la frase era la primera. Es un caso más de frases erróneas, como por ejemplo: "Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó (...)". Esta cita es adjudicada a Bertolt Brecht, cuando su autor fue el pastor protestante alemán Martin Niemöller. Por no hablar de "Tócala otra vez, Sam", frase que nunca se llega a pronunciar en Casablanca, o "Elemental, querido Watson", sentencia que nunca pronunció Sherlock Holmes en ninguno de los libros de Arthur Conan Doyle. Creo que fue Goebbels, ese monstruo inicuo, quien dijo que una mentira contada varias veces se convierte en verdad (me echo a temblar: corregidme si no es cierto). Goebbels fue un despojo aberrante de la raza humana, pero eso no le quita inteligencia.

Por lo tanto, para mis fines, afirmaré que Heráclito dijo que nunca nos bañamos (o entramos) dos veces en el mismo río. Supongo que este axioma se podrá aplicar también a una playa, porque el mar, igual que el río, siempre está en constante movimiento y regeneración, es decir, ambos son mutables.

Así pues, yo, que toda mi vida he pasado al menos un mes de verano en la misma playa, y consecuentemente me habré bañado en ese mar delimitado unas dos mil veces, deduzco aquí y ahora que me he bañado en dos mil playas distintas. Esto, a decir verdad, produce la mareante perspectiva de nunca poder regresar al mismo lugar, como si estuviéramos viviendo constantemente en la serie de los sesenta Perdidos en el espacio. ¡Qué barbaridad! Creo que algo así, más aun que el advenimiento del viaje virtual, puede arruinar el turismo internacional, ya que un mismo punto espacial ofrece infinitas variaciones. Este Heráclito no creó más que desasosiego, aunque no fue su culpa.

Eso sí, me he enterado de un rumor que fluye desde la antigüedad. Se dice que un sicario destruyó toda la obra de Heráclito, a excepción de esas pocas célebres frases, para que aquella no llegase a la posteridad, y acto seguido lo mató. El chisme más difundido es que ese sicario fue pagado por Viajes Halcón.
A Luis Pedrido, un hombre que nunca ha hecho cola en los puestos del pulpo de las ferias populares.

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